La circulación apoya las necesidades del organismo. Traslada los nutrientes hacia los tejidos del individuo, lleva los productos de desecho, traslada las hormonas del organismo de un lugar a otro, y normalmente mantiene un entorno apropiado en todos los líquidos, de los tejidos del organismo para lograr la supervivencia de las células función primordial de la circulación.
En nuestras piernas, la sangre arterial, rica en oxígeno, circula de arriba abajo y la sangre venosa, que transporta los desechos, lo hace de abajo arriba. Las enfermedades circulatorias son muy frecuentes en las piernas, y pueden afectar a las venas, a las arterias o a los vasos linfáticos. Las lesiones de las arterias de las piernas traen graves problemas musculares y cutáneos.
El Sistema Circulatorio
El sistema circulatorio se encarga de bombear, transportar y distribuir la sangre por todo el cuerpo. Se integra con el corazón y los vasos sanguíneos: arterias, venas y capilares. El corazón es una bomba muscular y se considera el centro del sistema circulatorio. Las arterias transportan sangre oxigenada y con nutrientes desde el corazón hasta los tejidos, mientras que las venas llevan sangre poco oxigenada en dirección del corazón (las arterias y venas pulmonares son la única excepción a esta regla). Los capilares son el sitio donde tiene lugar el intercambio de nutrientes y gases entre la sangre y los tejidos.
¿Cómo funciona el sistema circulatorio en las piernas?
Como la mayor parte de nuestro cuerpo, nuestras piernas se benefician de una triple circulación: arterias, venas y sistema linfático. Las arterias son el elemento "noble" de las piernas, ya que aseguran que les llegue oxígeno y nutrición a los tejidos. Además de distribuir la sangre a todos los músculos, huesos y articulaciones.
La mayor arteria del organismo, la aorta, parte del corazón y luego hace un bucle por el tórax, baja a través del diafragma hacia el abdomen y la pelvis, donde se divide en un eje derecho y un eje izquierdo simétricos, que descienden cada uno por una pierna.
A partir del pliegue inguinal (de la ingle), esta arteria se denomina arteria femoral y baja con ramificaciones por el muslo. A partir de la rodilla se convierte en arteria poplítea (el hueco de nuestra rodilla, por la parte posterior, se llama "hueco poplíteo"). Luego se ramifica por la pierna, a lo largo de la tibia (arterias tibiales anterior y posterior) y del peroné (arteria peronea). A la altura del pie adopta el nombre de pedia, para ramificarse finalmente por todo el pie y los dedos. Sus terminaciones, múltiples, microscópicas, que irrigan todos nuestros tejidos, constituyen la microcirculación arterial.
Una vez que la sangre llega a los tejidos, ésta descarga el oxígeno que lleva y luego vuelve a salir, cargada con desechos generados por el funcionamiento de nuestras células. Se evacuá a través del sistema venoso, a menudo llamado "sistema circulatorio de retorno". Las venas toman un camino paralelo a las arterias pero en sentido inverso, llamado centrípeto (literalmente, "atraído por el centro", o sea, el corazón y los pulmones).
Luego llegan al pliegue inguinal, donde se concentran en un vaso principal, la vena femoral. Subiendo finalmente por la pelvis bajo la denominación de vena ilíaca, los dos ejes derecho e izquierdo (uno por cada pierna) se reúnen allí para formar la vena cava inferior, que sube hasta el corazón.
Las arterias son vitales, es decir, la vida de las células del organismo depende de ellas. Por ello, la obstrucción de una arteria, su destrucción accidental, pueden poner en peligro la supervivencia de un órgano, de una parte o de la totalidad de nuestro cuerpo.
El ejemplo más claro es la obstrucción de una arteria coronaria (que irriga una parte del corazón), que conduce al infarto de miocardio.
El Sistema Linfático
El tercer elemento del tríptico circulatorio es el sistema linfático, muy importante aunque menos conocido. Se trata de un segundo constituyente de la circulación de retorno, también casi paralelo al sistema venoso y que funciona asimismo en el sentido de abajo arriba respecto al cuerpo.
La circulación linfática cumple una función determinante en nuestro sistema circulatorio. Constituye el segundo sistema circulatorio de retorno después del sistema venoso. Vehicula la linfa, líquido amarillento y algo viscoso, que contiene numerosas sustancias esenciales para nuestro organismo (principalmente los famosos linfocitos), como proteínas, bacterias, virus, etc.
La linfa acompaña a las venas, al menos en las piernas y utiliza los llamados ganglios linfáticos, a lo largo de todo su trayecto.
La mayor parte de las enfermedades de la circulación linfática (sobre todo los edemas) conciernen a las extremidades, en particular las inferiores.
Extraído de:
Salud para tus piernas - Dr. Gerard Mégret
https://accessmedicina.mhmedical.com