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julio 19, 2010

Yodo en la Dieta

El yodo es un oligoelemento y nutriente esencial que se encuentra en forma natural en el cuerpo.

Funciones

El yodo es necesario para el metabolismo (proceso de conversión de los alimentos en energía) normal de las células. Los seres humanos necesitan el yodo para el funcionamiento normal de la tiroides y para la producción de las hormonas tiroideas.

Fuentes alimenticias

La sal yodada -sal de cocina con yodo agregado- es la principal fuente alimenticia de yodo. El yodo se encuentra en forma natural en los mariscos, e igualmente el bacalao, el róbalo, el abadejo y la perca son buenas fuentes.

El alga parda o marina (kelp ) es el más común de los vegetales alimenticios de mar y se caracteriza por ser una fuente rica de yodo. Además, los productos lácteos y las plantas que crecen en suelos ricos en yodo son excelentes fuentes de este nutriente.

Efectos secundarios

La falta de yodo suficiente (deficiencia) se puede presentar en áreas que poseen suelos pobres en este elemento. La deficiencia de yodo en la dieta durante varios meses puede causar bocio o hipotiroidismo. Si no hay suficiente yodo, las células tiroideas y la glándula tiroides aumentan de tamaño.

Esta deficiencia afecta con más frecuencia a las mujeres que a los hombres y es más común en mujeres embarazadas y niños mayores. La ingesta de yodo suficiente en la dieta puede prevenir una forma de retardo mental y físico llamada cretinismo, una afección muy rara en los Estados Unidos, dado que la deficiencia de yodo, en general, no representa un problema.

La intoxicación por yodo en los Estados Unidos es rara. El consumo muy alto de este elemento puede disminuir el funcionamiento de la glándula tiroides.

Recomendaciones

La mejor manera de obtener los requerimientos diarios de vitaminas esenciales es consumir una dieta balanceada que contenga una variedad de alimentos de la pirámide de los grupos básicos de alimentos.

Una 1/4 cucharadita de sal de cocina yodada proporciona 95 microgramos de yodo. Una porción de 6 onzas (170 g) de pescado de mar suministra 650 microgramos de yodo. La mayoría de las personas pueden satisfacer las recomendaciones diarias consumiendo mariscos, sal yodada y plantas cultivadas en suelos ricos en yodo. Al comprar la sal, verifique que en la etiqueta diga "yodada."

El Comité de Nutrición y Alimentos del Instituto de Medicina (Food and Nutrition Board of the Institute of Medicine ) recomienda los siguientes consumos en la dieta para el yodo:

Bebés:
0 - 6 meses: 110 microgramos por día (mcg/día)
7 - 12 meses: 130 mcg/día

Niños:
1 - 3 años: 90 mcg/día
4 - 8 años: 90 mcg/día
9 - 13 años: 120 mcg/día

Adolescentes y adultos:
Hombres de 14 en adelante: 150 mcg/día
Mujeres de 14 en adelante: 150 mcg/día

Las recomendaciones específicas dependen de la edad, el sexo y otros factores (como el embarazo). Las mujeres embarazadas o que estén produciendo leche materna (lactantes) necesitan cantidades mayores. Pregúntele al médico cuál es la mejor cantidad en su caso.


La ingestión baja de zinc exacerba el efecto de la ingestión baja de yodo. Ciertos alimentos que normalmente son saludables contienen lo que se llaman "bociógenos" -sustancias que pueden interferir con la absorción del yodo o con la secreción hormonal del tiroides. Estos alimentos son preocupantes sólo si la ingestión de yodo es baja. El consumo de coles, como la col repollo, las coles de Bruselas, el brócoli y la coliflor, aumenta la necesidad del yodo, especialmente si se consumen en forma cruda. La soja, la linaza cruda, la mandioca (usada en la tapioca), los boniatos, las habas de Lima, el maíz y el mijo también aumentan la necesidad del yodo.

Es importante no sobre consumir el yodo, puesto que tiene un rango relativamente estrecho de ingestión que apoya el funcionamiento correcto del tiroides (100 a 300 microgramos al día, más o menos).

Una persona que consume cantidades grandes de sal yodada o algas marinas podría sobre consumir yodo.

El yodo excesivo tiene un efecto complejo y destructivo en el tiroides y podría resultar en hipotiroidismo o bien hipertiroidismo, en individuos susceptibles, así como en un mayor riesgo de cáncer del tiroides.

El hipertiroidismo puede ocurrir también, particularmente en personas ancianas, debido a un tiempo prolongado de deficiencia ligera de yodo pues esto puede resultar en nódulos adicionales en el tiroides.

La incidencia de toxicidad por yodo en los Estados Unidos es insignificante, pero un consumo muy alto de yodo puede disminuir el funcionamiento de la glándula tiroides.

Se debe notar que el hipotiroidismo también puede causar daño a los nervios, sensaciones de hormigueo y un nivel elevado de homocisteína, y debe ser considerado como diagnóstico alternativo ante estos síntomas.

El funcionamiento del tiroides puede ser examinado por los médicos con un análisis de sangre y la medición de los niveles de las hormonas relacionadas con el tiroides.

Hormona Estradiol

El estradiol es la forma más importante de estrógeno que se encuentra en el cuerpo y en su mayor parte es producido y secretado por los ovarios, la corteza suprarrenal y la placenta, la cual se forma durante el embarazo para alimentar al bebé en desarrollo.

El estradiol es responsable del crecimiento del útero, las trompas de Falopio y la vagina en las mujeres. Asimismo, estimula el desarrollo de las mamas y el crecimiento de los órganos genitales externos. La hormona juega un papel en la distribución de la grasa corporal en las mujeres y detiene el proceso de crecimiento.

Hormona Progesterona

La Hormona Progesterona afecta la parte glandular del seno, induciendo aumento de tamaño de la glándula, especialmente, en los días previos a la menstruación.

La progesterona estimula una moderada retención de agua y sal por parte del riñón, lo que se ve en un leve incremento del peso corporal y acumulación local de líquidos en los senos, el abdomen y los miembros inferiores.

Hormona LH

Esta hormona luteinizante es aplicada en tratamientos de reproducción asistida como medicamento.

En el hombre, es la proteína que mide la secreción de testosterona en los testículos, y en las mujeres regula el desarrollo de los folículos, el proceso de ovulación, el inicio del cuerpo lúteo y secreción de progesterona.

El examen de HL en la sangre mide la cantidad de hormona luteinizante, una hormona producida por la hipófisis.