El Betacaroteno o Provitamina A es la principal sustancia antioxidante que nuestro organismo necesita incorporar en nuestras comidas diarias para prevenir enfermedades.
Nuestro organismo necesita vitamina A para mantener en buen estado la piel y las mucosas entre ellas, las que recubren el interior de los bronquios y reducir el riesgo de afecciones respiratorias.
La zanahoria es el alimento más abundante en betacaroteno, antioxidante que en el intestino acaba transformándose en vitamina A, a medida que el organismo la necesita.
Algunos especialistas sostienen que el betacaroteno es más aconsejable que la histórica vitamina C, ya que ésta es sensible al calor y a la oxidación. De ahí, el interés de incluir cada día verduras crudas en forma de ensaladas, o ligeramente cocinadas para minimizar las pérdidas de este nutriente.
Esto no sucede con aquellos alimentos ricos en provitamina A, ya que pueden ser cocinadas sin perder sus propiedades benéficas, ya que no se destruye con el calor.
Las hojas del nabo, además de antioxidantes como vitamina C y vitamina E, contienen betacaroteno en importante cantidad. Las verduras de hoja, de temporada (acelga, espinacas, endibia, borraja) son ricas en folato y fibra, y asimismo, aportan betacaroteno (en estas verduras el color naranja está enmascarado por el pigmento clorofila) y vitamina C (salvo la endibia).
Al igual que en el resto de las verduras, las hojas más externas son las más vitaminadas. Con un consumo abundante de estas verduras, mejoraremos el estado de la mucosa bronquial, y aliviaremos la tos.
El betacaroteno también se encuentra en las naranjas, las ciruelas, las remolachas y el tomate, entre otras frutas y verduras. Esta importante vitamina es la que le confiere a estos productos naturales su típico color, naranja o rojo, por ejemplo. Se recomienda tomar 500 microgramos al día de esta sustancia, para tener la cantidad suficiente, normalmente estaría comprendida en dos piezas de fruta o verdura.
Se ha demostrado científicamente, que este pigmento se convierte en vitamina A, y además es un poderoso antioxidante de las células, y por lo tanto retrasa el envejecimiento de éstas.
El gran poder del betacaroteno es su acción antioxidante, capaz de neutralizar la actividad negativa de la oxidación de las células. La oxidación hace que se formen radicales libres en las células, los que son responsables de nuestro envejecimiento celular.
Parece que este antioxidante actúa destruyendo esos radicales libres, al contrario de la vitamina E, que lo que hace es actuar previniendo su aparición. Pero, fundamental tanto una acción como la otra, así que el betacaroteno ayuda de una forma muy eficaz a la acción de la vitamina E, presente por otra parte también en muchas frutas y verduras.
Algunos estudios demuestran que la ingestión de betacaroteno rebaja el riesgo de sufrir cáncer, protegen a los ojos de las cataratas y, algo también importante que se ha descubierto hace poco tiempo, es que reduce las úlceras de estómago.
Se recomienda sobre todo para las personas fumadoras, que en general, tienen una cantidad menor de vitamina A en su organismo.
Existen estudios recientes que demuestran que el betacaroteno actúa estimulando el proceso inmunitario del organismo, evitando que progresen algunas lesiones cancerosas. Incluso se ha demostrado, que la ingesta de grandes cantidad de frutas y verduras que contienen muchos carotenoides, se reducía hasta tres veces, como mínimo, el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer.
Lo que también está comprobado es, que haciendo un análisis clínico a personas que sufren esta enfermedad, se observa que éstas tienen una cantidad muy baja de este compuesto, respecto de otras que no padecen ninguna dolencia.
No se ha determinado ningún efecto secundario debido al consumo de betacarotenos, por lo que quizás, lo único evidente, pero nada peligroso, sería que tomados en exceso, dan a la piel un aspecto amarillento, debido a su pigmentación.
El consejo, después de saber un poco más sobre los benignos efectos del betacaroteno, es que empecemos a tomarlos con más asiduidad, a sea en forma de frutas y verduras frescas diariamente, o a través de batidos o jugos a base de zanahorias, naranjas, mandarinas, o todo tipo de frutas que posean ese color anaranjado, típico de los carotenos.
Si no le gustan los jugos o batidos, incorpore más tomates, remolachas, zanahorias o espinacas a sus comidas, ya que éstas también son grandes portadoras de este antioxidante.
Fuente: http://www.naturalmentebien.com/