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mayo 20, 2016

Superá Aquellas Barreras Que Te Impiden Triunfar

¿Las cosas no van bien en el trabajo? Antes de echarle la culpa al trabajo o al tirano de tu jefe, fijate si alguna de tus actitudes no te están perjudicando.

Si hace tiempo que sentís que los astros laborales no se alinean a tu favor, es hora de revisar tus características personales. Lo bueno es que siempre podés cambiar. 


Hay cuatro defectos más frecuentes que impiden que seas exitosa en la oficina:

  • Timidez
  • Soberbia
  • Dispersión
  • Poca Iniciativa
Timidez:

Si sos de las que tienen perfil bajo, a lo mejor te cuesta explotar todo tu potencial. Lo más probable es que, para evitar exponerte, no preguntes. Cuidado: así pueden surgir distorciones entre lo que quieren de vos y tus resultados.

Lo mejor es que ante una nueva consigna de trabajo, te saques todas las dudas y entiendas qué es lo que pretenden que hagas. Así vas a ganar seguridad a la hora de encarar la tarea. 

Por otro lado, la creencia de que todos, menos vos, la tienen clara es uno de los fantasmas que impiden que progreses. La realidad es que los otros también tienen sus puntos débiles.

Otra cosa para evitar, es la paranoia. A menudo, por propias inseguridades, sentimos que el mundo, y quienes nos rodean, están complotados en contra de nosotras. Pero este sentimiento, provoca aún más aislamiento. Mejor, sociabiliza con el grupo, porque ése es el primer paso para integrarte en la empresa.

Un consejo: cuando llegue la hora del almuerzo, sumate a la mesa colectiva en vez de excusarte e ir a hacer algún trámite. 


Soberbia:

Puede que hayas trabajado mucho para mantener tu autoestima alta pero, hay una línea delgada entre eso y la soberbia. Si te pasás para el otro lado, vas a estar en problemas. Así no vas a estar abierta al aprendizaje y además vas a generar rechazo en los que te rodean.

Es necesario estar dispuesta a "desaprender" algunas cosas y calzarse el traje de la humildad. hacé el ejercicio de intentar no tener siempre razón y desapegate de la frente la etiqueta de "tengo-respuesta-para-todo".

Otra cuestión es aprender a escuchar sin hacer juicios anticipatorios. Reinterpretar lo que nos dicen no es el mejor camino para una comunicación aceitada. Lo más aconsejable es minimizar los juicios sobre la persona que tenemos enfrente y no pretender que nos digan lo que queremos oír. 

Lo mejor es entender que en las organizaciones, aunque no nos guste reina el cambio, que es sinónimo de evolución.

Es mucho más inteligente estar atenta a las nuevas necesidades y circunstancias que defender con testarudez un proyecto que hay que abandonar.

Dispesión

¿Sos de las que, mientras chatean con su chico, contestan un e-mail del jefe, chequean en la web el tiempo para el fin de semana, atienden el teléfono y a su vez, se levantan a servir un café? Pará, así es difícil que puedas cumplir tus objetivos.

Es hora de organizar tus acciones y tranquilizar tu cabeza. Desdoblarte en decenas de lugares y funciones conlleva una carga de adrenalina importante. Intentá descargarla, por ejemplo, haciendo deporte. 

En el trabajo, la necesidad de estar a mil te impide cumplir con todos los objetivos, te cansa doblemente y atrasa la labor cotidiana.

Hace esto: cerrá  las diez ventanas de Internet y restringí el chateo con tus amigas a ciertos momentos del día. 



Además poné en práctica una mecánica de trabajo más organizada. Por ejemplo, no acumles e-mails, mejor es acostumbrarse a contestarlos y definir su destino en el mismo momento de abrirlos.

Poca Iniciativa

¿Llegás temprano, te quedás fuera de horario y siempre cumplís con lo que te piden tus jefes? No está mal, pero no es suficiente. En realidad, a la empresa le interesan tus ideas.

Limitarte a cumplir órdenes sin generar propuestas te convierten en una esponja, una gran receptora de pedidos, pero, a la vez, una empleada que no se destaca. Hacé el ejercicio de repensar otras formas de encarar tu rutina. 

Se trata de encontrar y animarte a ensayar nuevos modos de hacer lo de siempre. Sobre todo, de aquello que no está funcionando bien. Así vas a agregar valor a tu trabajo de un modo único, porque tendrá tu sello. Siempre es más fácil tener una actitud proactiva si a uno le gusta su trabajo.

Al menos por un rato, jugá a sentirte la dueña de la empresa y anotá qué cambios harías en el día a día. Después evalúa qué cosas se pueden poner en práctica y proponelas. 

10 Claves del éxito

Tomá nota de las llaves que van a facilitarte el triunfo:
  • Comprometete con lo que hacés
  • Mostrate proactiva
  • Seguí capacitandote
  • Trabajá en equipo
  • Conservá una actitud positiva frente a cualquier situación
  • Mantenete abierta al aprendizaje
  • Sabé escuchar
  • Enfocate en los objetivos planteados
  • Sé flexible para poder adaptarte a los cambios
  • Permanecé abierta a las innovaciones.
Vos Podés

A lo mejor, la empresa en la que trabajás no es la mejor, tus jefes quizás sean exigentes, pero lo único que nos salva es en qué lugar y con qué actitud nos paramos frente a los problemas e, inclso, ante los aciertos. Siempre es posible corregir los malos hábitos y poner en acción nuevos modelos de hacer y pensar las cosas. Además el cambio personal genera una transformación en lo que nos rodea. 

Tené presente que el humor es una gran herramienta para sobreponerte a una situación desfavorable. Conservar una actitud positiva frente a los conflictos es una herramienta fundamental.

¡Llegó la hora de avanzar!





Extraido de: Revista Cosmopolitan Argentina Nº 147 Edición Noviembre 2008