Buscar en este blog

Compártelo en:

febrero 15, 2011

¿Por qué se cae tanto el pelo?

Perder cierta cantidad de pelo al día es algo normal, pero cuando este cuadro se agrava, entrás en pánico. 

Existe una pérdida normal de 50 a 70 cabellos por día, producto de un recambio natural. Pero si la cantidad que vos detectás supera ese número, a lo mejor es momento de consultar con un especialista. 

Lo primero que hará el dermatólogo será determinar cuáles son las causas de la caída: esto se realiza a través de un cuestionario médico clínico básico y un perfil hormonal. Del 95 al 99 % de los casos se trata de causas hereditarias: la tendencia a la caída del pelo pasa de abuelos a padres, y de ellos a sus hijos. Sucede tanto en hombres como en mujeres.


Otras causas


Es importante darse cuenta de que el pelo sufre un maltrato diario por el uso de secadores, planchitas, geles, modeladores... Como también por parte del medio ambiente. En cuanto empieces a notar alguna dificultad para el peinado o veas que la luz llega a filtrarse hasta el cuero cabelludo, es momento de tomar el problema de raíz y revisar el estadio de la caída, para recurrir al tratamiento indicado. 

No existe una temporada definida, aunque sí se puede señalar distintas instancias que pueden hacer que la caída sea más pronunciada: 
  • un grado notable de estrés, como el que se vive después de una cirujía, 
  • las dietas drásticas y prolongadas, 
  • los tres meses posteriores al parto y 
  • los momentos de alta exposición nerviosa.
Frente a este problema, de acuerdo al momento en que se encuentre la caída del cabello, se pueden tomar dos caminos. El primero es un tratamiento preventivo, a través de una nutrición infrafolicular: se aplica directo a las raíces del pelo un cóctel de vitaminas, aminoácidos, oligoelementos, sustancias estimulantes del crecimiento y drogas para detener la caída. El segundo camino es el de la restauración, en casos más severos se recomienda el microtransplante capilar. 


Extraido de: Revista Cosmopolitan Argentina Nº 147 Edición Noviembre 2008