No puedes cambiar las circunstancias, pero sí puedes cambiar tu actitud frente a ellas.
Podrá no serte posible cambiar a aquellos que te rodean, pero sí puedes cambiar tu vida mediante tu propio esfuerzo.
Esta es la base del yoga y es la base de la individualidad del espíritu que constantemente nos reclama que cambiemos.
A pesar de ello, la vida alrededor de nosotros se mueve en grupos colectivos, nunca se mueve individualmente. La sociedad demanda una generalización en el patrón de comportamiento.
Somos capaces de crear diferentes tipos de instituciones en la sociedad para hacer la vida más confortable, para promover la equidad, etc, pero nos es difícil crear un ritmo interno, esa armonía interna o paz interna, o equilibrio mental, estado en el cual podamos tener una clara comprensión y llegar a la fuente interna de fortaleza.
Y esto es lo que hemos de cultivar, esto es vida espiritual, esto es yoga, el individualismo en yoga.
Debemos pensar por nosotros y encontrar por nosotros mismos. Si bien el proceso de nuestro pensamiento está moldeado en gran parte por influencias externas, no obstante, seremos nosotros los que hemos de buscar y encontrar, nadie lo puede hacer por nosotros. De modo que todo hallazgo, toda realización es individual.
Es aquí donde comienza la vida espiritual, hay que hallar la fuerza y la paz interna para poder enfrentar mejor las circunstancias.
Lo que decide si somos o no seres espirituales, es nuestra capacidad de concretar prácticamente nuestra creencia. Espirituales son los fuertes que denotan elevada sensibilidad ante lo correcto y lo equivocado, manteniendo al mismo tiempo un propósito y pureza de corazón. Tales personas son activas, creen en lo que dicen y piensan, y hacen algo por ello.
Enseñanzas de Swami Shivapremananda