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enero 15, 2011

La piel y el envejecimiento

La piel está compuesta de muchos tipos de tejido: 
  • vasos sanguíneos
  • nervios
  • folículos pilosos
  • músculos que erizan el vello y hacen la piel de gallina
  • celulas grasas
  • dos capas de células epiteliales: la dermis y la epidermis
  • todo eso está rodeado de agua y tejido conjuntivo suelto. 
Imagen del sitio: www.zonapediatrica.com

Este tejido conjuntivo se compone principalmente de colágeno, una proteína que tiene la útil propiedad de ligarse con el agua.

El colágeno proporciona a la piel un acolchado suave y húmedo que, además de darle grosor, le brinda la capacidad de estirarse y plegarse cuando el cuerpo se mueve.

El colágeno en sí no está hecho de células, pero son las células cercanas las que lo producen y reparan. Por lo tanto, el estado de este tejido conjuntivo está bajo la supervisión del ADN. 

Cuando la gente envejece, el colágeno sufre cambios, tornándose más rígido y menos húmedo. Al perder adaptabilidad, ya no vuelve a su sitio cuando se estira o se pliega. Comienza a retener las arrugas, que llegan a ser permanentes.

Son muchas las influencias físicas que pueden acelerar el envejecimiento del colágeno: el fumar, la exposición excesiva a la luz solar, una deficiencia vitamínica, la desnutrición, la deshidratación. 

Los radicales libres son una causa importante y hasta primordial del envejecimiento en el plano celular. 

Los radicales libres producen cambios que tienden a ser irreversibles y permanentes.

Toda célula produce enzimas que degradan, neutralizan y desintoxican a los radicales libres. Ellos son los antioxidantes. Los mejores son el betacaroteno, todo el complejo de vitamina B, zinc y selenio.