El Aloe Vera es originario de Egipto y hoy se cultiva en zonas desérticas de todos los continentes. En antiguos papiros escritos hace más de 1.500 años, como los que se conservan en la Universidad de Leipzig, se encuentran más de mil recetas de uso médico que aplicaba la antigua civilización africana.
Uno de los principales filósofos y naturalistas de Grecia, Tirtamo de Lesbos, más conocido como Teofrasto, recomendaba el uso del ALoe como purgante, laxante, y para la cura de heridas, quemaduras y picaduras de insectas venenosos.
El emperador Alejandro Magno conquistó la isla de Socotora con el fin de apoderarse de las plantaciones de Aloe Vera, y cultivarlo, para tratar con él a sus soldados. En la Biblia se encuentran varios pasajes que nombran la utilización de esta planta con fines terapeúticos.