Es una presión sanguínea igual o mayor de 140 milímetros de mercurio para la presión sistólica o máxima, y de 90 para la presión diastólica o mínima, es decir 14/9 mm de Hg. La primera mide la presión con que el corazón expulsa la sangre, y la segunda la que tienen los vasos sanguíneos. Si cualquiera de las dos pasa el límite de lo normal, la persona está en riesgo de sufrir accidentes cardiacos, cerebrales y vasculares, ya que la excesiva presión favorece la formación de coágulos, que impiden una correcta circulación de la sangre y dañan las paredes de los vasos sanguíneos. Con los años pueden surgir insuficiencias cardiacas y renales.
Un 20% de los chilenos mayores de 18 años sufre de hipertensión, cifra que aumenta con la edad y que se ha incrementado en los niños y adolescentes, debido al alza de la obesidad. El problema es que muchos no saben que padecen esta enfermedad, por esta razón es tan importante controlarse y averiguar si existen antecedentes familiares.
Uno de los principales factores-causas de la hipertensión es el consumo excesivo de sal; también el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo, el elevado consumo de cafeína y alcohol, además de algunos fármacos y hormonas.
Respecto de la alimentación, la mejor forma de prevenir la hipertensión es controlar la ingesta de sal, cafeína y alcohol, mantener un peso adecuado y realizar actividad física.
Extraído de http://www.nutricion.com/