El estudio de las plantas nativas de un lugar nos permite entre otras cosas, obtener importantes datos de los requerimientos ambientales de las mismas surgidas de la propia observación en el terreno; estos datos pueden ser luego aplicables al cultivo de esos vegetales.
Generalmente cuando nos referimos al cultivo de helechos, asociamos sus necesidades con aquellos ambientes más identificados con ellos, es decir, buscaremos dotar alta humedad al ambiente, evitando el sol directo y las corrientes de aire. En las quebradas se observa mucho mayor cantidad de helechos en las laderas orientadas al sur, donde la humedad es mayor.
En estos ambientes existe una muy importante acumulación de hojarasca generando un suelo muy fértil con una textura ideal para la penetración radical y moderadamente ácidos. Este es el tipo de tierra que deberíamos emplear, adaptando las condiciones de riego y luminosidad de acuerdo con cada especie.
La obtención de plantas puede realizarse a través de división de matas, propágulos obtenidos de las frondas (en algunas especies en particular) o cosechando e induciendo a la germinación de las esporas. Esta última práctica requiere condiciones muy especiales de invernáculo, pero por otro lado, es la menos dañina para las poblaciones en la naturaleza. A nivel de laboratorio existen otras técnicas que posibilitan la obtención de plantas.
Texto extraído de Revista Jardines del Diario El País