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noviembre 17, 2010

Renovarse es vivir

Un espejo de agua en el jardín es un atractivo que bien vale la pena introducir. Su construcción no requiere tanto trabajo ya que ahora existen telas impermeables que abaratan y simplifican la obra. Es menester tener en cuenta la renovación de agua y los desagües. 

Luego habrá que cubrir el fondo con un compuesto especial para que sirva de sustrato a las plantas que allí se colocarán y sobre él se dispondrán piedras que eviten que se remueva. 

Existen tres tipos de plantas que se lucen en los estanques:

Plantas Acuáticas: Se desarrollan dentro del agua y se presentan de tres maneras. Pueden ser raíces ancladas con flores y hojas flotantes (nenúfares); flotantes no ancladas y subacúaticas que tan sólo sobresalen unos centímetros.

Plantas Ribereñas: Tienen sus raíces sumergidas y el resto de sus órganos en la superficie.

Plantas Palustres: Se desarrollan en los suelos húmedos cercanos al estanque. 

Las especies flotantes, las palustres y las ribereñas deben plantarse en primavera cuando el peligro de las heladas haya desaparecido, mientras que las subacúaticas pueden introducirse en cualquier época del año.

Los peces también constituyen un elemento interesante dentro del estanque. Su presencia resulta muy útil puesto que se encargan de eliminar los parásitos y fertilizan las plantas con sus deposiciones. 

El equilibrio entre plantas y peces permite que dicho ámbito se regule en forma autónoma. Además, el murmullo que produce el agua en movimiento provoca sensaciones placenteras.


Texto extraído de Revista Jardines del Diario El País