A las puertas del verano es bueno convertir el sueño de la piscina en realidad. Si bien antes se consideraba un lujo inalcanzable, hoy está a la mano de quien así lo desee. Sólo hay que determinar el lugar y después tirarse al agua.
La piscina es un lugar del jardín que convoca a la reunión, de la misma manera que lo hace una estufa a leña en una habitación. Su sola presencia la convierte en centro de esparcimiento tanto para chicos como para grandes de todos los gustos, ya que los más deportistas pueden disfrutar de largas horas de ejercicio, mientras que los más sedentarios se conforman con el bienestar de una simple remojada.
Como elemento del jardín posee enorme protagonismo no sólo por el uso al que está destinada, sino también por su aporte estético pues, bien integrada, incorpora el encanto del agua a la composición del jardín. Para ello bastará con ajustarse al espacio y a las condiciones del lugar, sin olvidar la escala y la proporción.
Más vale prevenir...
Si se piensa construir una piscina con miras a un futuro, es mejor establecer su ubicación con anticipación y entonces proceder en consecuencia al diseñar el entorno, así se evitarán dificultades al emprender el trabajo. Para ello hay que tener en cuenta las horas de sol y de sombra, la protección del viento y la proximidad de árboles que perjudiquen luego el buen mantenimiento.
También es importante mantener el fácil acceso al área destinada a la piscina hasta el momento de su construcción, pues eso facilitará el traslado de materiales y maquinaria. Si en cambio se va a encarar la obra ya, habrá que considerar otros puntos igualmente importantes.
Si bien el tamaño estará determinado por la superficie del terreno, su posición se definirá de acuerdo a las expectativas que la pileta genere. Si el objetivo es tenerla al alcance de la vista, es obvio que deberá integrarse a la casa aún a costa de la tranquilidad.
Otra opción es la de construirla en un sector apartado, en conjunto con áreas de recreación que posibiliten la total independencia de la casa, situación que asegurará además cierta privacidad. Un parrillero cercano a la piscina brindará refugio a quienes eviten el sol.
Si se le agrega alguna comodidad más, puede convertirse en casa de huéspedes y seguramente se aprovechará para guardar almohadones y demás equipamiento. Por último, hay que considerar un área pavimentada alrededor de la pileta que servirá de espacio para tomar sol.
No existe una regla determinada sobre cual figura es la más apropiada para una piscina. Ella estará sujeta a las necesidades y gustos de la familia: la edad de los hijos, si se desea para nadar o solamente para contemplar, sin descuidar los demás elementos que constituyen el entorno.
Para tener en cuenta
Al plantar árboles cerca de la piscina hay qe tener en cuenta el sector sobre el cual se proyectará su sombra al llegar a adulto, porque luego no habrá lugar para arrepentimientos. También es importante elegir especies que no pierdan hojas o flores que dificulten las tareas de mantenimiento.
Al elegir los pavimentos de las áreas cercanas a la pileta se deberá considerar que armonicen con las otras áreas de la casa y el jardín.
Si hay chicos en la casa no se podrá evitar el uso de cercos que protejan el acceso a la piscina, pero ellos pueden transformarse en un elemento decorativo si se los fabrica en materiales utilizados en otras áreas como terrazas o galerías.
En cuanto al color en su interior, lo primero que surge es el azul turquesa, en especial si se rata de piletas prefabricadas. Sin embargo es bueno saber que también están de moda los grises, azules oscuros y hasta negros, pues cuanto más oscuro es el fondo más se fundirá con el paisaje.
Texto extraido de Revista Jardines del Diario El País